miércoles, 28 de septiembre de 2011

Influencias y orígenes en la cocina norestense


Influencias y orígenes en la cocina norestense

Para comprender la historia e idiosincrasia de un pueblo hay que tomar en cuenta su gastronomía. Analizar con atención los porqués y los cómos de cada región. En el caso del noreste de México, particularmente Monterrey, existen características muy interesantes, a pesar del sentimiento centralista, que supone que México y su gastronomía son buenos hasta el desierto de San Luis. Innumerables ocasiones han sido las que he escuchado referirse a nuestra región como escasa, pobre y sin sabor gastronómico. Claro, si medimos a la cocina norestense con la complejidad barroca de un mole seguramente seguiremos calificando de escasos nuestros sabores.

Sin embargo, tomo en cuenta que los primeros pobladores de estas tierras, extranjeros, desarrollaron un estilo de VIDA INTELIGENTE en todos los sentidos y la cocina no fue la excepción.

Los que llegaron al noreste con un mestizaje de la península ibérica: fugitivos, cristianos nuevos, sefardíes, musulmanes conversos y, además, los tlaxcaltecas aliados a los españoles y tribus no asentadas, pero sí oriundas de estas tierras, nos hacen suponer que esa mezcla ha dado como resultado el estilo de vida de lo que somos hoy. De las costumbres, nos queda la de sembrar en los patios un granado, una higuera y un limón. El granado significa unidad familiar, la higuera la sabiduría y el limón la resignación.

También tenemos la tradición de curar con huevos y alumbre enfermedades mágicas, tal y como lo hacen en el Talmud, y la obligación del varón de ver por una hermana que no se haya casado.

Mucho se ha dicho acerca de lo desértico de esta región, de la escasez y aridez que obligaron a los primeros pobladores a adoptar un estilo de vida austero. Yo, durante mucho tiempo, los imaginé en harapos, comiendo hierbas y cabrito asado en una zona desolada y semidesértica. No obstante, escribir este artículo me llevó al Archivo Histórico de Monterrey -Colección Miscelánea, Caja 31, Expediente 1- encontrando documentos valiosos, algunos digitalizados y otros transcritos, ya que se encuentran en cuarentena debido a su débil estado.

Mi sorpresa fue conocer acerca de los muchos veneros de agua, agricultura y ganadería que había. Leí y releí imaginando la época y tomé por conclusión que la concepción sobre la escasez era, nuevamente, producto de continuas equiparaciones con el centro y sur del país, y por un momento me sentí frustrada de tanta comparación.

Me permito destacar constantes en las descripciones de los diferentes asentamientos hacia 1854, fueran: villas, haciendas, labores, estancias, entre otros, de lo que ahora conforma la zona metropolitana de Monterrey.

Se habla repetidamente sobre la cosecha de semillas, algodón y la abundante producción de maíz, frijol, caña dulce y fruta, como el zapote prieto, ciruela agria y pitalla blanca. Se hallaban naranjos de diversas especies, limones, limas, cidras, aguacates, duraznos y otros, en bastos terrenos fértiles. Había, además, mucho nopal chico, siendo su tuna de poco gusto, y nopal grande, con tuna que llamaban de Castilla. Con igual abundancia se encontraban en los campos y huertos multitud de yerbas y plantas medicinales, siendo las principales el ruibarbo, ojasen y otros purgantes.

Igualmente existía la cría de ganado de toda especie, ya que se encontraban buenos pastos. Los montes estaban compuestos de chaparrales espesos y abundantes arboledas. En lo alto de la sierra se veían venados, guajolotes, codornices, liebres y conejos. Además, hay muchas menciones a la buena cantidad y calidad del agua, en los ojos, vertientes, veneros y ríos.

Leyendo dichos documentos, ahora pienso que el clima y, sobre todo, las circunstancias obligaron a los diferentes grupos a adaptar y adoptar costumbres nuevas de preparar y disfrutar los alimentos. Estos acontecimientos históricos, que en muchas ocasiones no son tomados en cuenta, hicieron de nuestra región lo que somos hoy, una mezcla de tradiciones, costumbres, estilos de vida y, sobre todo, de gastronomía. Una sociedad que si bien es muy mexicana se distingue del resto del país.

De las costumbres en temas gastronómicos nos queda la preparación de tortillas de harina, los turcos y el gusto por el cabrito; así como el evitar comer carne acompañada de leche. Por ejemplo, el famoso cabrito, asado muy al estilo judío, en salsa de tomate con especias, pero sobre todo la famosa fritada de cabrito, que se prepara en muchos casos con los dentros y la sangre del mismo; aquí es donde la lógica me indicaba, que ante la falta de productos y la infecunda agricultura, había que sacar provecho de TODO y, en este todo, va incluido hasta la sangre. O, podría ser la influencia del centro donde se utiliza en algunas recetas la sangre. Sin embargo, estando tan lejos el centro, lo atribuía más a la necesidad de aprovecharlo todo. Pero ahora, considero que quizá la respuesta se debe a un mestizaje y a la somera libertad con la que vivían en esta región tan apartada.

Otro caso es el asado de puerco, para conservarse ante las inclemencias del tiempo se cocinaba con mucha grasa, la cual se usaba como tapón de vacío. Era común ver las ollas llenas de asado y con una capa de un par de centímetros encima cubriendo el guiso pero sobre todo conservándolo.
Tortillas de harina, un híbrido entre el pan europeo y el pan árabe. Los turcos que hoy conocemos como empanadas rellenas de carne seca, eran originalmente unos conos de masa rellenos de carne de cerdo deshebrada con toques dulces, y se llamaban así haciendo mención a los sombreros en forma de cono que se usaban en algunas culturas de oriente medio.

http://viveinteligente.org/2011/04/influencias-y-origenes-en-la-cocina-noroestense/

martes, 27 de septiembre de 2011

Eduardo Plascencia y sus Textos


El pasado agosto tuve la oportunidad de convivir con Eduardo Plascencia, supe de su trabajo y trayectoria gracias a un compañero de la oficina, de vez en cuando leia su blog http://nacionalismogastronomico.blogspot.com/ y me gustaba su estilo de escritura. Pasó el tiempo y nos conocimos comicamente en un elevador del hotel Camino Real Guanajuato al inicio del congreso Madrid Fusion Mexico 2011. A partir de ese momento y haciendo alarde de nuestra caracteristica forma regia de ser observé a distancia, escuche, seguí y volví a observar. Llegado el momento tuvimos la oportnidad de charlar durante 30 minutos. Ahi fue cuando mi intuición se confirmó, Eduardo escucha, pero al mismo tiempo su cerebro se arranca en una carrera olimpica de disertación, analisis, investigación y se conecta con el cerebro de su interlocutor. Fue maravilloso encontrar a una persona a quien yo malamente esteriotipé como el clásico "centralista" encargarse de hechar por tierra mi predisposición. 
 
Me dije a mi misma pasados los primeros minutos de nuestra conversación; este es el momento. Y así sucedio, mi 1er frase fué "Los Regios somos Raros" con su expresión contenida me di cuenta que capté su atención e intriga, así que me propuse explicar a que me referia, Eduardo cada vez estaba mas interesado, es como si le estuviera narrando una historia épica, y en el fondo lo estaba haciendo, transmitiendole la magia que es para mi nuestra cultura norestense.
 
Y busqué cerrar con broche de oro, compartirle un articulo que habia escrito meses atras inspirada por la intriga de lo que sucedia en estas tierras regias hace 300 años. Leyó con atención, no comentó nada, se quedo serio, callado, y me dijo. "En una hora, sabrás mi opinión de tu articulo". Cuando fue el turno de mi querido Juan Ramón Cardenas de Saltillo y Eduardo al frente como maestro de ceremonias llegó mi confirmación, Eduardo presentó a Juan Ramón con la lectura de mi articulo ante 2500 personas, comprendi que habia entablado un vinculo con la persona correcta. Eduardo captaba perfectamente bien la escencia de nosotros los norestenses. Y no solo eso, estaba comenzando a enamorarse de mi tierra.
 
Pasarón dos meses para que el banquetero y gran amigo Alberto Senties organizara junto con Eduardo su Taller de Investigación Gastronómica en Monterrey, y por supuesto yo estaba muy ilusionada en asistir, así lo hice y no solo eso, la amistad con Alberto me dió la oportunidad de estar cerca de Eduardo desde su llegada a estas tierras, y me puse manos a la obra, sabia que esta oportunidad debería ser aprovechada, y no me refiero a un beneficio personal, me refiero al beneficio de dignificar nuestra cultura para muchos escasa y arida en manos de alguien con poder de opinión y convocatoria, con un gran sentido comun y sobretodo con la humildad de ver al noreste como es, y no con predisposiciones o peor aun juzgandolo desde una perspectiva de mas de 1000 km de distancia.
Eduardo se plantó en Monterrey en medio de una de las semanas mas dificiles que hemos tenido en lo ultimos dos años, logró ver el humo negro del incendio del Casino Royale donde murió una de las grandes amigas de mi hermana. Vivió la ambiguedad que nos envuelve en estas épocas. El Monterrey bollante, magnífico, su gente, su ruido y sobretodo su comida, tambien vivió el miedo y la incertidumbre.

Durante esos días nuestras conversaciones fueron profundas con grandes dosis de risas, disertaciones y humor. Al final ni nosotros queriamos dejarlo ir y percibí en el un sentimiento de querer quedarse entre los regios. Hoy lo confirmo, es para mi una verdadera sorpresa leer el articulo que ha escrito acerca de mi tierra y de mi gente. Jamás hablamos que fuera a entrevistarme, jamás hablamos de la posibilidad de un articulo. 

Reflexionando hoy me doy cuenta que mi lucha apenas comienza, llevo una bandera que amo, la de la gastronomia norestense, que forma parte importantisima de México. No descansaré hasta llevar por mi país un poco de lo que somos y lo que comemos. 

GRACIAS, Eduardo por tus palabras y por dedicarle un espacio a Monterrey, esta tierra linda y sultana, estas en mi corazón con admiración y respeto por tu trabajo, y sobre todo tienes mi respaldo obtenido gracias al respeto con el que te presentaste a mi casa, Monterrey.



jueves, 22 de septiembre de 2011

Leydi


LEYDI

Gracias al destino hace casi 10 meses me asignaron a Leydi a mi clase de cocina.  Ella es una chica que forma parte del Instituto Nuevo Amanecer y que atiende a personas con paralisis cerebral como es la situacion de Leydi, cuando me preguntaron si aceptaba el reto no lo dudé dos veces, sin embargo admito que surgió en mi el temor de mi capacidad como instructora de cocina además de que debería de girar mi estilo hacia una nueva direccion y metodologia.

Al incio me costo un poco de trabajo, sin embargo estaba Nora mi asistente quien me facilitaba muchisimo las cosas, con el paso de las semanas todo fue fluyendo, los demás alumnos adoptaron a Leydi con gran cariño y entusiasmo y mas que una clase de cocina se convirtió mi salón de clases en una hermosa familia.

Hoy Leydi esta a punto de terminar mi diplomado, solo le faltan algunos meses, la experiencia ha sido extraordinaria. Si pudiera describir con pocas palabras lo que me ha dejado esta oportunidad es

"Me ayudó a encontrar mi centro" 

Durante estos 10 meses Leydi me ha enseñado como las cosas son posibles, ella corta, pica, pela y cocina perfectamente. Permanece sentada durante la clase y le acercamos los ingredientes, esta un poco mimada por sus compañeros ya que es capaz con la ayuda de su andador de irlos a buscar personalmente. Es atenta a las instrucciones y basta con explicarle o ponerle la muestra para que lo desarrolle correctamente.

Es un poco dificil expresar con palabras lo que sientes despues de ver a Leydi trabajar, en términos de cocineros es como ver que los platos regresan limpios del comedor a la zona de lavado. Narro esta experiencia porque deseo dejarla plasmada para el futuro, porque no deseo olvidarla nunca y porque quiero regresar a ella cada vez que sea posible.

Agradezco a Leydi que me diera la oportunidad de estar junto a ella, soy yo quien ha sido su alumna, soy yo quien ha crecido, soy yo quien se ha beneficiado con su compañía.

Gracias Leydi !!!!